Gracias Señor por todo lo que me has dado, lo que me has iluminado para defenderme y cuando a mi lado, oyes mis quejas y angustias, con tu presencia, me colmas.
Perdóname por las mil y mil y mil veces que te he fallado y guíame para no incurrir de nuevo, en lo que no te agrade.
Muéstrame Señor, el camino y la misión para la cual me creaste.
Dibuja mientras duermo, lo que me convendrá mañana, para no fallarte.
Déjame sentir tu presencia, porque solo con ella vale la pena seguir viviendo y porque cuando estás cerca de mí, nada me falta.
Tú, ¡Oh! Señor eres el amor, la abundancia y la paz.
Tercera entrega.
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