domingo, 14 de agosto de 2011

Cuarenta, de setenta y un años...


 ¡GRACIAS! Señor porque hasta hoy, todo lo he tenido.

Me diste la vida y con ella la maravilla de observar la naturaleza; haber estado en las turbulentas aguas de ríos, lagunas, riachuelos y mares.

Han acariciado mi piel aguas dulces y saladas de este continente y del norte; enjugado mis lágrimas en aguas de cuatro países y aun así, no han  lavado mis culpas, aquellas que no quería cometer y que mi ignorancia permitió.

Las montañas, los prados, los cielos, los amaneceres, las noches, los atardeceres, las estrellas, las aves y las flores, siempre me conmueven.

Las iglesias, templos y capillas me acercan a Ti, especialmente en la soledad y el silencio. Las oraciones, imágenes y rosarios que tengo, aseguran mi devoción.

Gracias, mi amado Jesús por los padres que me diste, cuyo instrumento para mi vida, me heredaron la tez que tengo, todos mis sentidos, un lindo cabello, completos mis órganos, buena memoria y el talento, donde estás Tú.

Has alimentado mis proyectos y motivado,  con el descanso, mis sueños.

Gracias Señor Jesús! porque al ser mi hermano, me diste otros para que gozara del buen ejemplo y de las adversidades, así, me superara.

Gracias por la familia tan grande que me prodigaste; en cada uno encontré causa de amor.        Primera entrega.

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