sábado, 16 de febrero de 2013

Un buen lector



UNA CARTA A GARCÍA
II Parte
El lector puede poner a prueba mis palabras.
Llame a uno de los muchos empleados que trabajan a sus órdenes y dígale:
"Consulte usted la Enciclopedia (1) y hágame el favor de sacar un 
extracto de la vida de Correggio". Cree usted que su ayudante le dirá:
"Sí señor", y ponga manos a la obra?.
Pues no lo crea. Le lanzará una mirada vaga y le hará una o varias
de las siguientes preguntas:


Quién era él?
En qué Enciclopedia lo busco?
Está usted seguro de que esto está entre mis deberes?
No será la vida de Bismark lo que usted necesita?
Por qué no ponemos a Carlos a que busque eso?
Necesita usted de ello con urgencia?
Quiere que le traiga el libro para que usted mismo busque
lo que necesita?
Diga: para que quiere saberlo?
Y apuesto diez contra uno a que después de que usted haya
respondido íntegramente el anterior cuestionario y haya 
explicado el modo de verificar la información y para qué la necesita,
  el prodigioso ayudante se retirará y buscará otro empleado para 
que le ayude a buscar a "GARCIA" y regresará, luego a informarle 
que tal hombre no existió
 en el mundo.

Puede suceder que yo pierda mi apuesta pero si la ley de los 
promedios es cierta , no la perderé. Y si usted es un hombre cuerdo
 no se tomará el trabajo de explicarle a su ayudante que Correggio 
se busca en la C y no en la K; se sonreirá y suavemente le dirá: 
"dejemos eso". Buscará usted personalmente 
lo que necesita averiguar.

Esta incapacidad para la acción independiente, esta 
“pereza mental”, o estupidez moral, esta atrofia de la voluntad, 
esta mala gana para remover por sí mismo los obstáculos, 
es lo que retarda el bienestar colectivo
de la sociedad. Y si los hombres no obran para  provecho personal,
 qué harán cuando el beneficio de su esfuerzo sea para todos?

Se palpa la necesidad de un capataz armado de garrote.
El temor de ser despedido el sábado por la tarde que es lo único 
que retiene a muchos trabajadores en su puesto.
Ponga un aviso solicitando un secretario, y de cada diez 
aspirantes,
nueve no saben ni ortografía ni puntuación (2). 

Podría esa gente llevar la carta a García?
Notas al margen:
 En aquella época cuando a todos los niños y jóvenes, 
(1) nos hacían leer, tanto en la familia, como en el colegio.

Qué dirán los ejecutivos del siglo XXI amantes de la tecnología, 
que pertenecen de alguna forma a la época 
cuando se educó García?

En esta era que no se lee, no se estudia, no se organiza la vida, 
pero SÍ, dizque todo se PROYECTA…

De a todos sus hijos, amigos, enemigos o compañeros de labor, 
jefes y subalternos a leer la  CARTA A GARCÍA, y todos le 
preguntaran si la encuentran en Internet.

(2) La gente no sabe qué es civismo, es decir, que la CARTA A GARCÍA, cobra actualidad, los empresarios firmando contratos temporales 
de dos y tres meses, lo empleados, fácilmente, perdiendo el empleo,
las mujeres en su mayoría se convirtieron en “cabeza de hogar”,
por aquello de la -liberación femenina-, algunos hombres 
no han podido superar el -machismo-, y niños y jóvenes siguen 
los ejemplos vistos por televisión para practicar el –matonéo-, 
que en la época de GARCÍA se llamaba: la ley del más fuerte.
“Para colmo de penas”, hoy, casi nadie sabe cuál es
El IV Mandamiento.
¡No al aborto!

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