domingo, 23 de diciembre de 2012

Natalicio y centenario 1912 -2012


Apelativos de familia”


Los apelativos que nos daba mi madre a sus cuatro hijos menores, 
causaban entre las amistades algo así como un chiste, pues cuando 
nos llamaban decían: ” Nené, nenecito, nena y nenito, 
vengan a tomar las nueves”, por ejemplo...
A Blanca la llamaban Zancona, porque se subía a los árboles, 
para esconderse, diría yo, para meditar y buscar soledad.
A Luis, papá lo llamaba “Jesuita”, mi hermano no era tan expresivo.
A Daniel y a Cecilia, mi madre cariñosamente les llamaba “yunta”, 
por ser gemelos.
Daniel mereció muchos nombre, pero entre los que me acuerdo 
lo llamaba “Chispas”, por lo necio y “El Oportuno”, por gratitud.
Mi tía Soledad le decía:“mi mayiyo”, apócope de –marido- por lo mucho 
que significaba el afecto por mi hermano.
A Cecilia le decía “marmota”*, dado que le gustaba dormir. 
Mi hermana creo que fue quien más nombres tuvo, por ejemplo 
mi tía Lucila la llamaba “Polaca”, quizá por su linda cara. 
Mi tía soledad “Cuartillo de manteca”, por gordita.
A Guillermo, no me acuerdo, si a mí me hubiera tocado ponerle 
un nombre lo hubiera llamado “el abogado”…
 Arturo fue quien más sobrenombres tuvo: Marucho, descalcificado…
A Delia Teresa, *“marmota”, por dormilona y “Cucarachita.
A mí “Hormiguita” y “Enana”, por la estatura. 
Tuve sobrenombres de crítica, como Chirimía, Chinchilla y Guadija, 
por ser llorona.
Cada apelativo guardaba una similitud de cómo ella nos veía,
 eso constituyó de pronto, una distinción y desarrollo a 
nuestra personalidad.
No era educado colocar sobrenombres o apelativos, si así se llamaban,
fuera de casa, pero dentro de la familia significan cariño o  crítica,
según, la característica.

Obsequio e historia de familia a quien pueda interesar.

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