domingo, 23 de diciembre de 2012

Natalicio y centenario 1912 -2012

Remembranzas de infancia

Unos diciembres cargados de potajes y postres que preparabas 
para adornar nuestra mesa de cedro, con mantel blanco y florero; 
se destilaba elegancia y etiqueta.

Con la "Cena de Navidad", -comenzaba la celebración de tus cumpleaños-.

Ajiaco Santafereño acompañado con pan francés, presa de gallina
y deliciosos postres, que escogíamos al gusto.
Si no fuera ajiaco, eran tamales con chocolate, garulla, pan francés,
mantequilla, queso,  un tanto que impedía al posillo la suficiencia,
para tanta harina.

A tu irónica pregunta de: "Postre no quieren",   
el unísono, "Síii”, que coreábamos hacía que apartáramos algunos comestibles,
para entonces, recibir el tan deseado postre. Arequipe, el más apetecido; 
arroz de leche o de mora, ambos si fuere posible; dulce de durazno,
brevas, uchuvas, papayuela, “postre colombiano o manzanas acarameladas”,
tus preferidos, y natilla blanca.

Por esas décadas, en casa era la tradicional “cena santafereña”,
aun no se había importado los buñuelos del Valle y del Tolima,
ni la natilla color caramelo.

Debajo de la almohada "los regalos del Niño Dios"...
La ropa que debería usar durante el año escolar; la que no había pedido...
- la bicicleta y los patines - algún día. Así año tras año, donde al abrir
los paquetes de vistosos colores, no causaba alegría sino rabia.

Otros diciembres, aquéllos menos amplios, los que dejaban el amargo 
sabor de una ilusión frustrada, con la puerta abierta a la esperanza 
del 6 de enero,  fiesta de los Reyes Magos. Así se cerraba mi espera, 
porque era una trunca promesa que no daba paso al reclamo.

Llegabas con cuadernos, forros, colores; útiles escolares que suplían 
los sentimientos esperados y hacían aflorar los encontrados, 
tal como los actuales "virus" en los programas de sistemas.

El 25, día de tu onomástico, imborrable fecha!



Recuerdo tus palabras como si no vinieran del ayer de los años,

sino de, las  horas del ayer...

Tus manos llenas de paquetes para la cena, en papel común y corriente,

ausente de cintas, festones y estampados y que nuestras inocentes miradas,  buscaban para adivinar la sorpresa...Aquella promesa del regalo de los

" Reyes Magos", que alimentaba la esperanza de un milagro!



Sí, a tu bolsillo le era posible dabas obsequios, con la sonrisa optimista,
que tus labios dibujaban y tu mirada traicionaba; nos hacías creer
en la visita de esos tres extraños seres...

Lo hermoso llegaba en el mes de enero con nuestras largas
Emotivas e inolvidables vacaciones.

¡ G r a c i a s   m a d r e !
Aquí queda mi leal amor por ti, en este añorado episodio que alimenta
mi alma y sepulta los pensamientos del ayer.
 

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