miércoles, 19 de octubre de 2011

En el Oasis de mi desierto



Cuando sientas que tu agobiada alma no tiene salida, mira al cielo, desde allí Dios te observa porque el cielo es Él mismo, solo que nosotros no vemos sino nubes…

Cuando tu noble alma sienta que está sola, mira al entorno, la naturaleza hablará por Dios y lo encontrarás en el color y aroma de las flores, en la semilla de una planta, en el tronco de un árbol.

Cuando tu espíritu no sienta la fortaleza que debes tener siempre, recorre un valle, sube una colina y llega a una montaña, allí encontrarás un aire que te habla de Dios, un silencio que te deja comunicarte con Él y una respuesta que te dará paz.

Por esto y mucho más comparto contigo pensamientos similares de otros seres que como yo, encontramos la paz, la felicidad y la abundancia en el Señor.

 “…Todas nuestras voces se agolpan a tus puertas. Todas nuestras olas mueren en tus playas. Todos nuestros vientos duermen en tus horizontes. Los deseos más recónditos, sin saberlo, te reclaman y te invocan. Los anhelos más profundos te buscan impacientemente…”
…”Por toda la amplitud del universo mineral y vegetal te siento nacer, crecer, vivir, reír, hablar.
Eres el pulso del mundo mi Señor Jesucristo”.


Por todo lo anterior lo mío y lo del Padre Larrañaga, me siento sola, vacía, a oscuras, cuando no siento tu Presencia.

Señor, sigue conmigo y cambia mi corazón para servirte desde aquí!

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