martes, 25 de octubre de 2011

Advertencia laboral


En la amenaza de perder tu empleo, no cabe duda que la angustia aflora, bajas la autoestima y debilitas tu carácter. Puedes descuidar tus funciones, tomar una actitud de fragilidad y/o estar a la defensiva. No te conviene.

Lo más importante es hacer caso omiso de cargos, juicios e intrigas laborales. Si te han difamado, perdona. Ora por los presuntos seres que han rebajado su identidad para tomar ventaja sobre tu personalidad.

Coloca valoración en la individualidad de tu persona y actúa con honestidad y equilibrio. Cuando no debes nada, no tienes nada que temer”. Aplica a toda prevención el adagio de Juan XIII: “Jamás me agaché a recoger la piedra que habían lanzado contra mí”.

Llénate de alegría y pasividad e intensifica el amor propio. No des explicaciones 
a falsas acusaciones, ni bajes la guardia de tu carácter.

Ten firmeza de corazón y abandónate en la Gracia de Dios. Porque “La verdad nunca está oculta, a pesar del tiempo” y pese a la angustia que despierte la 
infame situación laboral, tu honestidad estará por encima 
de quienes hayan querido hacerte daño.

Si eres capacitado y eficiente, despiertas envidia en el entorno y si te faltan las dos,   eres ineficiente.

Tener logros y ganar exitosamente es un testimonio de tu proceder y será tu única defensa ante tu propia conciencia, tus hijos y tus padres, si tienes seguridad en ti.

En cuanto a la pérdida del empleo, lo calificativo y cuantitativo es el daño moral que se causa a la persona, el perjuicio laboral en la hoja de vida, el desequilibrio prestacional y la inestabilidad familiar.

Si la disculpa es que “están en reestruturación de personal”, no les creas. Sal de allí. ¡Sálvate! Se abrirán puertas con mejores oportunidades.

Los malos entendidos se presentan en cualquier empresa del mundo, pero en Colombia, es una táctica empresarial, para  -quien no vende el alma-, pues los antivalores son el fuerte, el poder y el engaño al gobierno de turno.

Para esta gente el único que los combate es Dios. 
Toma fortaleza en el Salmo 91 y 23.

Sugerencia: Sé siempre “diligente y justo”,   
es tu paga moral y el estímulo a tu amor propio.

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