Mi madre
Su infancia transcurrió en los palacios San Carlos y Antonio Nariño, hoy casa presidencial y en sus corredores quedaron los ecos de sus risas.
Comenzó sus estudios en el Colegio del
Sagrado Corazón de las Bethlemitas en cuya institución dejó una reliquia del
Niño Jesús de Praga, como aporte a la celebración del centenario.
Interrumpió los estudios de pedagogía en la Normal de Señoritas, para casarse con papá.
Madre y pedagoga. Fácil preguntarle de cualquier tema, porque encontraba la acertada respuesta.
Madre y pedagoga. Fácil preguntarle de cualquier tema, porque encontraba la acertada respuesta.
Anécdota.- Alguna vez le pregunté sobre quebrados y lo difícil que me
había sido entenderlos; élla trajo una panela me explicó la fracción
y todo quedó comprendido.
Se distinguió en las décadas del 30 al 60 por su belleza y elegancia.
Causaba admiración el sóbrio color de sus trajes azul oscuro, gris, café y negro, que combinado con blusas y bufandas, daba un toque francés a su estilo. El atuendo de una linda cartera y zapatillas altas resaltaba lo clásico de su ropero.
"En casa siempre hubo el huésped menesteroso".
"En casa siempre hubo el huésped menesteroso".
A sus descendientes nos dejó la práctica de la caridad y la aplicación de valores; disciplina de
comportamiento, que contrastaba con la calidez del “buen samaritano”.
Como mujer virtuosa, nos orientó en la fe católica y el conocimiento de las mejores devociones.
Afición por las plantas y los jardines.
Gustaba del mar y el contacto con la naturaleza.
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