domingo, 19 de febrero de 2012

La vejez del árbol

y la vida del hombre

En un comienzo la semilla busca abrirse campo en la tierra y con el calor y humedad encontrar la fortaleza necesaria para crecer, florecer y dar frutos.  Cuando ha alcanzado su plenitud, está preparada para ser un árbol frondoso.

Pero no todo es alegría, unos días buenos otros no tanto, unos con vientos suaves otros lo suficientemente bruscos como para agachar sus ramas o arrancar las raíces. Falta o exceso de agua, también perjudica algunas semillas.

Hay seres que también maltratan las plantas, intencional o no.
Quienes graban en la corteza las iniciales de una vida no comprendida
o motivados por el amor, hieren los árboles.


Hojas que nacen  y van desvaneciendo su color y en el otoño caen…hojas que no regresan, que no formarán parte del mismo árbol y
cumplieron su ciclo.

Los árboles siguen enriqueciendo el Universo.

Nosotros maduramos, soñamos, tenemos ideales, el árbol ha experimentado en la inclemencia del tiempo y el espacio, ha permitido a las aves formar su hogar, ha servido de apoyo a los débiles, se ha convertido en un roble.
Sara Gaitán Bazzani

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