jueves, 12 de enero de 2012

Amor en bendiciones

Con un justo análisis de lo que me tocó a mí, puedo decir que papá era un hombre de temperamento estricto y su disciplina radical, la que manejó hasta la muerte.

Tomaba comportamientos inesperados, con presunciones imaginarias, adversas todas hacia él, sin embargo, sin juicios, ni críticas, agradezco mucho de su genética como la honestidad, la delicadeza y la dignidad.

No me hubiera gustado heredar una mística hacia un apellido.
Eso pertenece al orgullo. Bazzani tiene una musicalidad que agrada, no quiero hacer caso omiso de ella, pues lo más cierto es que sigue llamando la atención de quien la escucha.
El legado del apellido, está en la genética y lo aplica quien quiere.

“Los dedos de la mano no son iguales”, decía mi madre, causa por la cual entre los hijos de Humberto y Susana, cada quien tomó y aplicó lo que le pareció.
Unos lo tomaron literalmente y lo divulgan aunque no lo apliquen.
Otros no lo predican y lo aplican y otros lo desconocen.

Por lo demás que puedan argumentar algunos participantes de la familia, sé que guardamos cálidos y fríos sentimientos, que nos han hecho bien…de una u otra forma.

Papá ayudó a Dios en la creación y nos enseñó ecología cuando de este tema no se hablaba. Amó los animales y las plantas.
 
Vivía enamorado de la naturaleza y sabía de todo tema.

Lo que más admiro de su ejemplo fue el desprendimiento del dinero. Pudiendo haber convertido su vida en boyante, no lo hizo y me dejó una mística limpia.

Siendo capitán del ejército de Colombia, fue llamado por el Gobierno Nacional para que se ocupara de la pacificación de las bananeras del Magdalena, cuando la masacre de éstas.
Por lo tanto,  tuvo que retirarse del ejército para convertirse en Mayor de la Policía.

A su regreso de la costa, por razones de estado, tuvo que dejar las fuerzas militares.
Fue sobresaliente en la milicia e ingeniero; pertenecía a la caballería.
De sus logros, que yo sepa, ganó un concurso de “tiro al blanco”.

Formó parte de los militares de la década del general Rojas Pinilla y no aceptó reincorporarse a las filas cuando él lo llamó, durante su gobierno.

Fue condecorado como uno de los dos últimos militares, por la década del 80, si no estoy mal.  Terminó sus días como General de la República, en retiro.

Detalles que puedan enriquecer o empobrecer su vida, son de mi reserva y no comparto crítica póstuma.
Era mi papá.

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