miércoles, 13 de junio de 2012

La mano


Acaricia y para esto debemos contar con la aprobación 
o disposición de quien va a recibirla; debemos tener en cuenta 
sus reacciones y deseos.
“Acariciar es participar en un encuentro”, porque:
“La mano que acaricia es proveedora de ternura”.
---Sin embargo, esa misma mano también agarra, como tomar  cualquier objeto,  por lo cual, -nos irrita que, dejado en un lugar destinado a ese servicio, no se encuentre allí, cuando lo vamos a buscar-.
Diferenciemos que las personas no son objetos, a quienes se les puede agarrar.
A veces, cambiamos la caricia por el agarre, lo que en muchas ocasiones se convierte en violencia.
“Tan fácil es dejar de acariciar y empezar a agarrar”, “según las reacciones de nuestro acompañante”, sea aceptada o rechazada la caricia.

Queremos someter a nuestra voluntad, seres humanos como a los niños, a quienes les decimos:
Oye, “quédate quieto” – “No te muevas hasta que yo vuelva”.
-Te dije que hicieras esto o aquello.-
De la misma forma sucede en toda actitud hablada, sugerida o
Manifestada.
Los seres humanos tenemos la tendencia de estar a la defensiva, lo que ocasiona distorsión de los actos de los demás. 
Deberíamos observar
un comportamiento ético que nos lleve a una mejor comunicación y convivencia.
Recopilación a la temática de Luis Carlos Restrepo –
Ecología Humana

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