lunes, 18 de junio de 2012

Comportamiento en el territorio que nacimos o habitamos

Todos tenemos una madre tierra cual es, el país dónde 
nacimos, nos hemos nacionalizado, o residimos.
Una madre chica a cuya ciudad o pueblo pertenecemos.
Un lugar que nos ha acogido, por razones de desplazamiento
o cambio de empleo.
En todos estos lugares debemos tener un comportamiento
Ético, adecuado, cortés, educado, considerado y cívico.

Debemos respetar las leyes que estén vigentes, las
reglas y normas que allí se observen y no imitar el mal
comportamiento de sus nativos.
El Templo 
Lugar sagrado que debemos venerar, hacer alabanza y cada vez que 
participamos de las ceremonias, oraciones y rezos, hacerlo con respeto, 
no interrumpir a quienes llegaron primero y centrados, 
se encuentran meditando u orando.
Tratar de informarnos cuál es la ceremonia que se celebra y participar 
de forma individual, en el comportamiento y comunitaria, para no distraernos.
En ocasiones nuestro comportamiento 
es inadecuado por desconocimiento de 
la práctica de nuestra fe. 
Tal es el caso de entrar a deshoras, sin 
el compromiso de que la misa empieza 
             en punto de la hora anunciada.
No usar  vestuario llamativo, irrespetuoso al entorno de la Eucaristía, 
tampoco cuando participamos para recibir al Señor, 
bajo la especie consagrada del Pan.
Saludamos a quienes han llegado a tiempo, conversamos con personas 
que nos acompañan e ignoramos el momento de las lecturas y el Evangelio. 
Durante la Homilía somos indiferentes a las orientaciones 
que el sacerdote ofrece.
Falta de amor al Creador, en la Persona de Nuestro Señor Jesucristo, 
cuando el sacerdote va a consagrar o está consagrando las especies 
de pan y vino, para que el Señor baje del cielo. Instante sagrado 
que merece todo nuestro recogimiento, respeto y amor.

Los teléfonos personales interrumpen la concentración de los feligreses, 
porque son portados con descuido, es decir se dejan encendidos 
y se atienden llamadas, como si no estuviéramos participando 
de la Santa Misa.
Es prudente y ético el respeto al Señor y la consideración de quienes 
asisten con veneración al Templo, Casa de Oración o al Sagrario. 
Debemos entrar con recogimiento y decoro.
En ocasiones irrespetamos, acomodándonos como si fuera la sala 
de nuestra casa, saludamos a quienes están orando e interrumpimos
sus rezos, para, luego, saludar al Señor…
Somos indiferentes cuando estamos al frente del Sagrario, 
a la Eucaristía, siendo que debemos guardar atención y silencio.
Dista mucho del respecto por parte de algunos asistentes a la Eucaristía la conversación entre familiares y amigos; 
la entrada de mascotas al templo y la atención que se presta a éstos animales.

Fuente de apoyo, Manual de Urbanidad de
Don Miguel Antonio Carreño

No hay comentarios:

Publicar un comentario