La Felicidad no se puede describir

Hace 40 años, el día más feliz de mi vida…

Yo no fui la mujer más feliz hace casi 41 años, cuando me casé el 14 de agosto de 1971.

Yo no fui la mujer más feliz, hace 42 años, el miércoles, 17 de junio de 1970, cuando conocí a Jairo.

Yo no fui la mujer más feliz en diciembre de ese mismo año, cuando él le hizo saber a mi madre que nos íbamos a casar y mi madre le pidió que la dejara saludarlo y sentarse, pues acababa de llegar de N.Y., y con unas corbatas en la mano, que traía para mi amor, quedó sorprendida al escuchar su aviso...

Yo no fui la mujer más feliz de la vida, aquel día que entre Jairo y yo, convinimos en casarnos, paseándonos por el parque de Teusaquillo.

Yo no fui la mujer más feliz, cuando conocí a la que creí, iba a ser mi segunda familia –la familia de Jairo-.

Yo no fui la mujer más feliz cuando me gradué de bachillerato técnico, aunque ello me daba la seguridad de llevar a cabo metas que había fijado a los 12 años.

Yo no fui la mujer más feliz, cuando escalando, llegué a ocupar cargos que a cualquier niña de la época mía, le hubiera desequilibrado…, por la emoción.

Yo fui la mujer más feliz en todo el sentido que este término puede significar, cuando nació Rolando, que debiera tener 40 años hoy; que nació en san Pedro, cuando todavía esta fiesta religiosa se celebraba, cuando todavía los católicos nos sentíamos orgullosos de que nuestros hijos nacieran en un día como éste. Yo, lo hubiera llamado Pedro en honor a San Pedro y su festividad, si no lo hubiera bautizado desde el vientre, 
a los 6 meses de gestación con ese lindo nombre, de Rolando.

Aquel jueves, 29 de junio de 1972, el corazón no cabía en mi pecho, 
como no cupo el 4 de febrero de 1976.

Las circunstancias fueron totalmente contrarias, la una por una felicidad que no se puede describir…Allí, en ese rostro, Dios me mostraba el suyo y me premiaba por la espera para realizarme como mujer y madre…Ese día me sentí por primera vez MUJER.

Mis otros tres hijos me han permitido la identificación de madre.

Jairo me ha dado la identificación de esposa.

Las fuerzas del Orden

Son las personas escogidas para la práctica de la protección a los

Ciudadanos, nos protegen de los desmanes de otros

semejantes que no guardan civismo y normas.

Hombres que comprometidos con las instituciones, llevan una vida

disciplinada de reglamentos, que facilitan el amparo

de nuestro diario vivir.

En los momentos de conflicto, su vida está amenazada por el cumplimiento

a la institución gubernamental, al pueblo y a la patria.

Se ha deshonrado su deber, lo que no puede generalizarse, pues gracias

a ellos, podemos transitar por las calles, disfrutar de los lugares de recreación y tener privacidad en nuestra vivienda.

Las personas del orden público, tanto de la Policía, el Ejército, la Aviación

y la Armada que prestan servicio invaluable a la sociedad y al Gobierno.

Merecen consideración y respeto, además de apoyo cuando necesiten respaldo,

en los momentos que los huelguistas se disfrazan, ocasionando marchas que terminan con desmanes y violencia.

Debemos acatar su disciplina, especialmente cuando nos quieran proteger

en lugares públicos como los estadios de fútbol y universidades públicas, verdaderos focos de subversión y desatino.

Hace décadas existe la Defensa civil, que sin pertener a las Fuerzas Militares,

Auxilia, ampara y participa de las necesidades que tenemos en el país.

Se desplazan por el territorio nacional para dar apoyo a las fuerzas del Orden.

Otro cuerpo que no es militar, son los Bomberos.

Su servicio es incalculable y protegen la vida de los colombianos,

cuando se presentan tragedias, incendios, rescates e inundaciones.

Ellos tienen muchos deberes para con los ciudadanos.

Fuente de apoyo, Manual de Urbanidad de

Don Miguel Antonio Carreño

Directivos y empleados

Los directivos empresariales, deben respeto a los empleados

en el trato para impartirles órdenes, pago justo de salarios, proporcionar

tiempo para recibir capacitación, cuando fuere necesario y  consideración

en los momentos de calamidad doméstica.

Propiciar un ambiente respetuoso, para la convivencia laboral

y darles trato digno.

Estricto cumplimiento y suscripción a las diferentes entidades

de prestación de servicios.

  

 

De los empleados hacia sus jefes y directivos observar los deberes

para con el personal de la compañía, cumplimiento de horario y tareas

encomendadas; cordial trato hacia los compañeros y respeto a los  

superiores y subalternos.

El manejo en la oficina o planta de trabajo debe ser amistoso,

sin llegar a la familiaridad, porque esta camaradería conlleva a

solidarizarse cuando del cumplimiento de normas y deberes se trata.

Respeto en las relaciones interpersonales y manejo cuidadoso 

del equipo de oficina y utensilios que facilitan el trabajo.

Sitios públicos

Coliseos, teatros, cines, estadios

y otros similares

También sufren el mal uso y aplicación del deterioro de muebles,

gramillas, instalaciones eléctricas y todo lo que los conforma.

El fanatismo de sus asistentes, desboca en un comportamiento que

no obedece al jolgorio, ni a la alegría, sino a desmanes de violencia y

destrucción. 

Los gobiernos estatales no han sabido controlar a los vándalos.

En los estadios, por ejemplo en las barras, se podrían carnetizar a los

hinchas, identificar y educar masivamente.

En los templos, teatros y cines, los muebles sufren un deterioro, por falta de educación en el hogar, desde la infancia.

                                     

 Los jóvenes, conformados en grupos buscan con su mal 

comportamiento, asimilar la identificación respectiva, 

tal es la falta de conciencia, 
respecto del manejo de lugares para asistencia masiva, 
como equipos, instalaciones, otros.
 

              Cementerios

No se escapan al comportamiento 
irrespetuoso.

No se tienen como el Camposanto 
dónde reposan los seres que han fallecido; 

se han convertido en lugares de hechicería 
que, invadidos clandestinamente por ciertas
personas, sustraen despojos de los difuntos, 
para negociar con magia negra

y prácticas demenciales y diabólicas.