Amigo estudiante:
ME DISTE A BEBER EL ELIXIR DE LA FELICIDAD EN LA
FE Y LA ESPERANZA; NOSTALGIA, EN LA DESILUCIÓN
Ávida promulgué la moral hecha ética y disciplina.
Fui feliz cuando en la mayoría de los estudiantes hice eco y su
comprensión se mostró en el aprendizaje.
Tuve momentos de angustia, cuando unos pocos, tal vez asustados,
dieron la espalda a la enseñanza en la indiferencia y la huída.
Todos, absolutamente todos, me prodigaron las más caras muestras de gratitud
y amor, cuando idos, comprobaron que la necedad de mis palabras
les había advertido una vida rodeada de sorpresas en la indiferencia
de sus compañeros, la negligencia de los actuantes,
la frialdad de la humanidad, entonces, se volvieron mis amigos.
A esa fecha, tocó a su fin la tarea que llegué a desempeñar…
Me fui sin deudas de conciencia; tranquila porque sé que cumplí en el entorno,
con o sin la aceptación de quienes me rodearon como colombianos
y ello fue suficiente para amarlos.
Los estudiantes me enseñaron a amar muchísimo más a Dios y a verlo
en el rostro de cada uno de quienes pasaron por mi clase.
Me motivaron para que alimentara mi espíritu por la rebeldía de los inconformes.
¡Aleluya!
Confirmé que no vender el alma es fortaleza para quienes creemos en Él
y lo contrario, es la aceptación de los débiles. Supe que Dios siempre estuvo conmigo,
porque cuando surgieron las burbujas del desamor,
hubo estudiantes, hechos ángeles, que me defendieron.
Luché por la verdad, la honestidad, la justicia la entereza, el tesón y el amor allí…
Ahora, el Señor me ha llamado a cumplir otro ciclo,
en un nuevo lugar, con amplios horizontes en un mundo diferente.
Gracias chicos, muchas gracias,
no pasarán inadvertidos en las páginas que escribo porque Dios
sigue vivo en la risa de ustedes y en su sana proyección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario