¡Señor!
He completado
otro ciclo… Cuando Tú lo dispongas
Me
iré cuando Tú, solo Tú lo ordenes; sí, por favor
libera
mi alma de esta dura prueba! Creo suficiente el equilibrio
que
han pagado mis deudas a tu generosidad
y
bondad de empleos anteriores.
*Déjame
Señor Jesús soñar con aquéllas experiencias
que
únicamente Tú conoces, porque mi corazón habla al tuyo
cuando
te pido en silenciosos gritos, que la
Luz
de tu Espíritu me ilumine.
Tú juzgarás mis actos, todos! Los que fueron enjuiciados.
Tú, mi amado Jesús, alma mía, me harás ver en el espejo
de una cristalina agua y en el azul del cielo mis errores,
mis involuntarias fallas; las durezas que he tenido, si fueron
para bien o para mal y si germinaron o no; Tú dueño de todo
y el todo nuestro, mostrarás a mi espíritu la oscuridad
de mis defectos y quizá, el equilibrio de mis pocas
y sanas inquietudes por esa dulce e ingrata juventud.
Permíteme!
por ahora, llenarme de armonía y refuerza
la
paz que mi corazón alberga mientras los días pasan
y
las semanas se tornan interminables…
Los vientos se llevan las palabras... Todo pasará también... |
No
me quejo, Señor! He aceptado los vituperios.
Perdóname
por no alcanzar la humildad de aceptar
la
injusticia y ver dentro de mí, infames atropellos.
No
ha quedado espacio a mis descargos, me atengo a tu juicio único.
No
han preguntado jamás, cuál es la verdad de los
insultantes
acontecimientos.
Jamás se me preguntó si era cierto
de lo que se me acusaba;
tal como Pilatos, solo preguntaron
dando
por hecho todo! Y fue tanto el dolor,
que
la mayoría de veces, no me defendí.
En
cada episodio, dejé correr el chisme,
la
injuria, la injusticia, la ofensa…
¡No al aborto, al idealismo de genero, que atenta
contra la familia. No a la guerra!
Memorias, marzo 8/07
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