La personalidad, que lleva a germinar deliciosos frutos
en el interior de las almas.
Hay seres que uno
ha conocido, y durante la convivencia o trato,
no se comunican, por temor de llegar a la adulación.
Esto
es, dar a conocer a nuestros próximos, lo que significan
en una comunión de
amistad.
Sin embargo cuando se van, penetra en el corazón
el cuestionamiento interior y comienza a haber una especie
de conversación, en dónde solo habla el corazón, dejándo salir
hilos de reconocimiento.
Don Roberto y el "agalludo". |
Hace como siete años, tuve la oportunidad de conocer a don Roberto Martínez,
suegro de Sarita, quien con su sonrisa y don de gentes mostró a mis
sentimientos lo que es ser indulgente.
Durante las
visitas mutuas, ratifiqué mi concepto, por su prudencia,
que radicaba
totalmente en sus nobles y puros sentimientos hacia su familia
y la humanidad
de su entorno, hizo parte de nuestra familia…
Pocas y grandes interrelaciones tuvimos en estos
cortos años,
dada la distancia, que siempre hicieron germinar en mí, la
gratitud.
Balcón de la casa de don Roberto, con la musicalidad de un móvil |
A comienzos de 2012, me hizo un hermoso regalo
de la imagen
del Niño Jesús de Praga, obsequio de uno de sus profesores de
juventud,
que guardaba celosamente.
Hoy debiera cumplir 95 años, -los que celebra en
el cielo-,
junto al dueño de la vida.
Los suyos no pueden reponerse tan pronto, buscando
tal vez
su parte física… Lo encontrará, cada uno, en su interior espiritual,
en
el HABER VIRTUAL de las virtudes que un alma,
como don Roberto prodigó a
quienes compartimos con él.
Don Roberto,
sé que nada de este mundo le falta!