miércoles, 16 de mayo de 2012

Salud, Amor y Fantasía

¡Oh dichosos aquellos a quienes ni los lánguidos cantares de esa sirena que es la lujuria, ni la riqueza mezquina, ni el relumbrón fastuoso del honor inútil inducirían a dejar los placeres siempre renovados, que la fantasía elige en la abundancia de la naturaleza para halagar a las almas vivificadas”.  O. Marden

Recopilación y complementación:

En el impedimento físico, hay situaciones y actitudes que llenan nuestra vida, 
alimentan el alma, tonifican el espíritu, proporcionan descanso a nuestro cuerpo 
y paz a la ansiedad.
Por ejemplo,  la oración, la contemplación, los “paseos mentales”,
los desiertos * y las vacaciones instantáneas.

-Los métodos de educación actual impiden el deleite de la imaginación y sepultan la fantasía-.

Con la observancia de la naturaleza, tendríamos el alimento total del éxtasis vivificante del espíritu, para dar paso a la vida misma, sin dejarnos tocar por la monotonía.

Hace años, más de 48, hablando con mi amiga Flor María, me preguntó:
“Por qué te vas tan lejos”? Respondí a buscar horizontes…
Pregunté, y a ti qué es lo que más te agrada?
“Mirar las montañas”, contestó.
Su respuesta de ese ayer lejano cobra importancia hoy.
Para esa época, no encontré sabor ni profundidad a su respuesta,
Ahora, considero que esas alturas nos acercan no a la observancia de la cima, 
a dónde llega la mirada de nuestras 
pupilas, sino a la trascendencia del espíritu.

Exploramos cerca y lejos buscando llenar nuestras vacíos y ansiedades,
sin darnos cuenta que, no es la altura de los montes, ni el horizonte en el mar, 
ni la lejanía y altura del firmamento, la blancura de las nubes, el sol y las estrellas,
*los oasis, lo que pueden regalar la fantasía, la felicidad, los sueños, la salud y el amor…

Es Dios, que reside en nuestro corazón en un alimento mutuo de su amor por nosotros.

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