jueves, 31 de mayo de 2012

El cuerpo habla



Las enfermedades son -los gritos 
mudos- del cuerpo.
Las enfermedades no existen.
Se presentan para que nuestro cuerpo se manifieste.

Las enfermedades son el lenguaje del alma, la inspiración,
aviso del espíritu y muestra la deficiencia de uno
de nuestros órganos.
Las enfermedades pueden presentarse para llamar la atención*, 
buscar protección y por somatización.

Somatizamos por disgusto, miedo, impotencia y rechazo
hacia la familia, el entorno y el medio ambiente.

Cuando se presentan las enfermedades debemos hacer
-Análisis de nuestra vida.
-Reflexión sobre nuestros actos,
 -Cambio de hábitos.

Buscamos cura a nuestras enfermedades por
la acción mágica del médico y con la esperanza
de los medicamentos.
No nos detenemos a los puntos anteriormente nombrados.
El análisis de nuestra vida es una exploración para nuestros actos
que nos lleva a reflexionar y cuyo resultado debe ser
un cambio de hábitos, que si bien no son condenables,
pueden estar causando malestar.
Las reacciones bruscas ocasionan el debilitamiento
en cualquier órgano.
La familia juega el papel importante del apoyo y es la única que
nos puede sacar  del atolladero de las enfermedades,
si abre fuentes claras al entendimiento, no critica, ni culpa.

Órganos afectados
Los ojos se afectan, cuando no queremos ver.
Los oídos, cuando no queremos oír.
La nariz, si consideramos que alguien constantemente nos agrede.
La garganta, cuando no podemos hablar.
El Estómago, cuando no asimilamos lo que acurre en el entorno.
Las alergias, se producen porque no podemos defendernos.
La tos, es el producto de un rechazo inconsciente
a una situación inesperada.  

Todo el conjunto, causa debilitamiento, baja de defensas
y atrofio de algún órgano, por enfado, ira reprimida e impotencia.


Los alimentos y las enfermedades
Los alimentos no son la causa de las enfermedades.
“Nada de lo que entra por la boca hace daño”. Jesús
Cualquier órgano se afecta porque presenta una deficiencia,
que obedece al temor de una causa externa.
-Los adultos deben buscar la cura con calma-
- los mayores a través de la reflexión-
- los ancianos con protección y
- los niños con amparo-.

Cuando no hay cambio de hábitos, la falta de apoyo es lo que causa las diferentes afecciones, porque mudos los gritos del cuerpo, no se han escuchado.

Recopilación: Louise L. Hay