El Señor es mi pastor, nada me falta:
/ en verdes praderas me hace recostar. R.
Me conduce hacia fuentes tranquilas
/ y repara mis fuerzas;
/ me guía por el sendero justo,
/ por el honor de su nombre. R.
Preparas una mesa ante mí,
/ enfrente de mis enemigos;
/ me unges la cabeza con perfume, / y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan / todos los días de mi vida,
/ y habitaré en la casa del Señor / por años sin término. R.
Salmo 22 –Casa para tu Fe católica-
Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.
Si
por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección.
Si por
Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.
Pero cada uno en su
puesto: primero Cristo, como primicia;
después, cuando él vuelva, todos los que
son de Cristo;
después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su
reino,
una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.
Cristo tiene que reinar
hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies.
El último enemigo
aniquilado será la muerte.
Y, cuando todo esté sometido, entonces también el
Hijo se someterá a Dios,
al que se lo había sometido todo.
Y así Dios lo será
todo para todos.
1 Corintios
15,20-26.28 –Casa para tu
Fe católica-