lunes, 19 de diciembre de 2011

Regalo de Navidad



-Maestro, me siento tan poca cosa que no tengo ánimo para hacer nada…
Quienes me rodean me han hecho sentir que soy torpe, que no hago las cosas bien...
Cómo puedo mejorar? Superar mi autoestima?
El maestro sin mirar le dijo:
-Lo siento mucho, en este momento no puedo ayudarte, debo resolver un problema personal. Quizá después…Y, agregó:
Tal vez quieras ayudarme, y yo pueda resolver el inconveniente más rápido.
-Encantado, maestro titubeó el joven, sin embargo, sintió que sus necesidades eran postergadas, que de nuevo era desvalorizado…
-Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique, lo entregó al muchacho y le dijo: toma el caballo y ve al mercado…
Debo vender este anillo para pagar una deuda, trata de obtener la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Apúrate! Regresa lo más pronto posible.
El joven cogió el anillo y se fue. Una vez en el mercado empezó a ofrecerlo, los comerciantes lo miraban con interés, hasta cuando el muchacho les decía el precio del anillo.
Algunos reían. Otros se marchaban, solo un anciano fue considerado, se dirigió al joven y le explicó que una moneda de oro era muy costosa para darla a cambio del anillo.
En ese momento, alguien que quería ayudarlo le ofreció una moneda de plata y una extra de cobre, como el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, rechazo la oferta.
Después de pasar todo el día ofreciéndolo, sin conseguir venderlo, montó a caballo y regresó a donde el maestro.
Meditó: “Si yo tuviera la moneda, se la entregaría al maestro, para quitar su preocupación y recibir a cambio su consejo…
Entró en la habitación…
-Maestro, lo siento, no pude conseguir lo que pediste…
-Quizá pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que pueda engañar a nadie, respecto del verdadero valor del anillo.
-Qué importante lo que acabas de decir, joven amigo, contestó sonriente el maestro. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Ve al joyero, quién mejor que él para cotizarlo?
Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él, pero no importa lo que ofrezca, no lo vendas, tráeme mi anillo.
El señor de la joyería observó el anillo a la luz del candil, con su lupa, lo pesó y le dijo:
-Dile al maestro, que si lo quiere vender ya, solo puedo darle 58 monedas de oro.
-Cómo? 58 MONEDAS! Exclamó el joven.
-Sí, replicó el joyero, con más tiempo podríamos obtener 70, pero no sé… Si lo vende es porque tiene una emergencia…
El joven corrió emocionado a contarle al maestro.
-Siéntate, dijo el maestro… Tú eres como ese anillo. Una joya valiosa y única!
-Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Se volvió a colocar el anillo…
-Todos somos como joyas. Valiosos, irrepetibles y andamos por los mercados de la vida pretendiendo que gente egoísta o indiferente nos valore, nos acepte, nos aprecie…
-La joya que somos nosotros debemos  estimarlo nosotros mismos, descubrir nuestro propio valor; pulirnos y superarnos cuanto sea posible y necesario.
-"Nadie te puede hacer sentir INFERIOR sin tu consentimiento".
-Recuerda lo mucho que vales, aunque en tu entorno no encuentres quien te lo diga. Formas parte de la creación de Dios.
Recomendación: "Jamás mientas para no engañarte. Lo que hagas, hazlo  bien.
Tu alma no está en venta, suficiente, si te respetas".

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