La linda época de
Navidad, nos inspira y trae recuerdos que alimentan el alma, fortalecen el
espíritu, aumentan la fe.
Para que quienes lo lean,
sepan cuan importante es la familia.
“Corría un tiempo de vacaciones, en el año 2004. Había pasado largo tiempo, sin dos
de los hijos en casa.
Se habían casado.
La cena en casa ya no era completa, respecto de quienes
antes compartíamos y al estar de nuevo, la
familia nuclear, participamos
gustos y menús.
Como somos una familia tradicional, estábamos padres e hijos,
sin los cónyuges respectivos, entonces, volvimos a sentir el calor de hogar,
conscientes de que ellos volverían a sus hogares independientes”.
“Hijos, esto es una añoranza permanente que
vivimos los padres y que los hijos ignoran…
Sin embargo, sé que cuando partamos… serán ustedes quienes hagan
remembranzas y se enteren de vivencias…
Tal vez jamás ha pasado por su imaginación lo rico que ha
sido esta nueva
experiencia de estas vacaciones mías... -De pronto no sabrán que fue
una indulgencia volver a contar cinco en la mesa... Aunque solo haya sido a
instantes; fue halagador y divino verlos ahí...
Una delicia, reír!...
Le agradezco al Infinito darme la oportunidad de estar
con ustedes y créanme una cómplice o solidaria, cuando de compartir se trate.
Los comprendo, quisiera ayudarles muchísimo! Solo que por
ahora no me es fácil.
Sigan viviendo y disfrutando, sáquenle jugo a la única
nota que se me ocurrió dejarles:
“Soñar es proyectar y que presente a la esperanza esté la
acción”.
Les
ama, Mamá
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