Después del nacimiento de Santiago, en mayo 1º.
de 1976, mis parientes mayores abren las puertas de su
casa para Santy y mi persona; para Jairo, una
oportunidad de trabajo.
de 1976, mis parientes mayores abren las puertas de su
casa para Santy y mi persona; para Jairo, una
oportunidad de trabajo.
Volvemos a casa de mi madre en julio de 1976.
Con el niño de año y medio, a finales del año 78,
nos refugiamos en Usaquén, en la casa de Augusto
Valenzuela, su propietario, hermano mayor de Hernando.
Calle 120, 8-46, 1978.
-Necesitábamos vivir el duelo de
nuestro hijo Rolando
y dar la mejor atención a Santy.
Los tres, integrados sin compromisos
sociales
o de familia.
o de familia.
Aparentemente estables, compartimos
con papá,
sus visitas dominicales, que a esta
fecha ignoro porqué,
resultó ser nuestro visitante por algún tiempo.
resultó ser nuestro visitante por algún tiempo.
Allí tuve la dicha de ver a mis
padres almorzar en la misma mesa,
después de 35 años de separados y no volver a verlos así,
nunca más.
después de 35 años de separados y no volver a verlos así,
nunca más.
Linda experiencia de hija, esposa y
madre.
Allí nacieron y se bautizaron mis
hijas, 1978/1980.
Mis adorables gemelas nacen el 14 de septiembre
de 1979, por obvias razones, cerramos la casa después
de tres meses de su nacimiento y mi madre nos acoge
a todos en 1980. Ese mismo año,
Teresa y su familia nos reciben también.
Por diferentes épocas alternamos la vivienda
en casa de mi madre o Teresa.
Por circunstancias de crianza de Susana y atención
para Sarita, a finales de 1981, propongo a mi amor que
construyamos casa en la finca y compramos un pequeño
“chalet” en la Corporación el Minuto.
Cuota inicial de $100.000, que cubrimos, una parte con la plata,
venta de un legado ganado de Jairo, un CDT, regalado
por papá y el resto financiado a cinco años.
Nos trasladamos a Subachoque a la finca –Raizulí,
herencia que mi amor recibió, por parte de su padre
Don Juan Evangelista Gaitán.
herencia que mi amor recibió, por parte de su padre
Don Juan Evangelista Gaitán.
Con las mejores intenciones y un poco a la fuerza,
fuimos sus residentes durante diez deliciosos y
rápidos años transcurridos mientras el crecimiento
de mis hijos, que se desarrollaron en un ambiente
sano, 1991.
Fue interesante sentir que la
independencia cuesta.
Nos separamos de las dos familias y
tuvimos que
–valernos por sí solos-. Aprendimos a solucionar
nuestras necesidades, atender responsabilidades,
ser autónomos y sobre todo, libres.
–valernos por sí solos-. Aprendimos a solucionar
nuestras necesidades, atender responsabilidades,
ser autónomos y sobre todo, libres.
Mi amor se encargó de arborizar,
mejorar los linderos
y cercas. Gestionar el acueducto veredal y dejar
la instalación de luz eléctrica, para toda la finca Raizulí.
y cercas. Gestionar el acueducto veredal y dejar
la instalación de luz eléctrica, para toda la finca Raizulí.
Fundamos el primer Jardín rural de
Colombia, denominado
“la Veredita”, en éste, por tres años, dimos ambiente
escolar a nuestras pequeñas hijas, Sarita y Susana,
al lado de los niños de las veredas Tibagota y La Peñuela;
escolar a nuestras pequeñas hijas, Sarita y Susana,
al lado de los niños de las veredas Tibagota y La Peñuela;
capacitamos, cuatro maestras rurales,
las niñas Pulido,
mis amigas y única familia.
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