En algunas
tumbas faraónicas, Méjico, Guatemala y el Tibet;
Africa, la isla de la
Desolación y en ciertos “menhires gaélicos”,
muy hondo en la antiquísima tierra
de los seres humanos,
se han encontrado partes de madera, hueso y cerámica,
que
no pudieron ser sino infantiles chucherías de juego para infantes.
Los
inocentes, con esas coloreadas estatuas de barro, tuvieron
en su tiempo un
amable motivo de juego. Tal vez, esas piezas
formaron parte de los sueños de
chiquillos, símbolo
y testimonio de quienes jugaron con ellas.
Encontramos
historia de las armas, de los utensilios de cocina,
de vestidos y muebles, pero
la del amor, los juguetes
y la poesía, permanece escondida a la especulación del investigador…
Biografías
inaccesibles y esquivas como las estaciones
de primavera y otoño; la lluvia y el viento mismos,
que no son
alcanzados por nuestras manos…
“El
misterio del niño ante el juguete pertenece” al estudio
profundo de la
psicología, la pedagogía y la investigación.
“Si
pudiésemos descender hasta el agitado corazón de”
un infante, penetraríamos en
la ruidosa algarabía
de una risa, de un llanto…
Los
juguetes son la imitación de la vida misma que acariciada
por las manos de los
niños, encuentran la razón del movimiento…
del encanto de los juegos, la
distracción de un tiempo
de fantasía, de ilusión.
El niño sin
el juego no tendría razón para existir.
que les den y complementan sus
destrezas y sueños.
“El niño,
ejecutor de musicales ruidos, da vida a sus juguetes y transforma un pedazo de
cartón,
madera, plástico o fieltro, en armaduras
a las cuales le da nombre y sentido…
madera, plástico o fieltro, en armaduras
a las cuales le da nombre y sentido…
Sus
diálogos con mudos muñecos, fichas,
carros y bloques,
carros y bloques,
hacen desarrollar los
proyectos lejanos
de la postrimera adultez…
de la postrimera adultez…
Y en cuyo
tren de la vida se oscurecieron
sus espontáneos juegos.
sus espontáneos juegos.
Reseña y
recopilación de un hermoso escrito de:
Felipe
Antonio Molina
¡No al aborto!
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