La violencia entre los jóvenes es la
amenaza constante que causa temor,
miedo, siembra terror en los que no pueden
defenderse por sí mismos
y no acuden a pedir auxilio, dar a conocer la
cruel situación que viven,
por las mismas causas.
Cuando –se humilla, excluye, discrimina,
aísla, descalifica
y critica un semejante, estamos causando maltrato físico y
moral;
ocasionamos daños irreparables en el desarrollo, convivencia,
comunicación
y participación de las labores y actividades a las cuales
se dedican o deben integrarse.
La falta de respeto al próximo,
cual es nuestro prójimo, lleva al tirano
a mantener el desplazamiento del impotente,
porque la aceptación
de su “aberrante comportamiento” y el tácito reproche de
quienes
le siguen el juego, refuerzan su actitud jactanciosa de malo.
La amenaza, el reto constante, el
rechazo y el despojo de los derechos,
hace que una persona sienta que es débil.
A esta angustia se ven abocados los
niños*, los jóvenes, los hermanos
menores y algunas esposas. Cualquier persona
puede estar sufriendo
una situación de intimidación, pasando por la experiencia
de la impotencia.
La autoestima, “amor propio” se ve
amenazada, al creer que, si no pueden
defenderse en el campo que viven, mucho
menos podrá hacer valer
su propia existencia.
- T O R D O, en España-
en el hogar, el jardín infantil, todos los
niveles educativos,
hasta los universitarios y académicos. Aun más notorio, en
las empresas.
El rechazo y la discriminación
comienza con los “sobrenombres,
la no participación, la rivalidad, la ironía y la burla”.
Recibamos –voz de alerta- y ayudemos
a quienes se aíslan, silencian,
y cambian hábitos de comportamiento o liderazgo, para
no convertirlos en aturdidos. La negligencia e indiferencia,
apuntan
a la falta de rectitud y misericordia.
El que acoge a un niño como éste en mi
nombre me acoge a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños,
porque os digo
que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi
Padre celestial.
Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere
que se pierda ni uno de estos pequeños."
Mateo 18, 1-5. 10. 12-14
No hay comentarios:
Publicar un comentario