sábado, 30 de noviembre de 2019

ADVIENTO...


Será diferente en mi atribulada alma, después de 48 años, de haber vibrado 
en mi corazón.










Toda la gente que vive la Navidad de una u otra forma, 
espiritual, histórica, de culturas y tradiciones, de economía, 
que cobija sus tendencias a estas hermosas frases, 
“Porque hoy es Navidad”. “Es Navidad”. 
“Estamos en Navidad”. “Feliz Navidad”. 
“En Navidad hay perdón…”. “Todo VALE”. 


Todos ellos, 
si pasaran frente a mí, 
jamás sabrían que la mía, 
SOLO es NAVIDAD  en JESÚS NIÑO.
Mi navidad es la soledad de un corazón roto, 
que sabiendo lo que viviría después de pedir Misericordia, 
se convirtió en la frialdad de una brasa apagada, 
de una chimenea sin combustión, en un ambiente Ártico…
Mi navidad es el vacío enorme de un amor 
desocupado de presencia y lleno de recuerdos.
Mi navidad es la “obligación” de /estar ahí/.
COMER SIN SABOREAR, VER SIN MIRAR, 
R SIN ESCUCHAR, VIVIR SIN RESPIRAR.
Estar ahí porque el entorno vive la Navidad, 
aunque la mía haya partido llevándose mi alma.

Mi Navidad es un deber de mis entrañas a mis hijos, 
a mi nieta, a la vida que me lleva por las calles 
con pasos inmensamente lentos de desaliento, 
ansiedad y dolor. 

Es la divagación del amor ido.
Mi navidad, si viene y se va, ansío que me devuelva 
la paz, aunque la felicidad ya no exista en mi interior, 
aunque no palpite.  

Mi Navidad eres Tú, OH Divino Niño Jesús, 
porque eres y serás la NAVIDAD de la humanidad 
hecha NIÑO, por los siglos de los siglos, AMÉN

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