- Por qué no has vuelto a escribir abuelita?
Por quéee?
A la inocente
pregunta para mi nostálgico remanso, busqué
respuesta… Medité
que no es tristeza alguna, sino PAZ…
Es… ese hermoso estado
donde se encuentra el alma ¡FELIZ!
Busqué argumento al largo cuestionamiento…
Fija la mirada de
mis turbias pupilas, escudriñé y no encontré…No…
Mi pequeña figurita interrumpió
súbitamente la divagación
de mi mirada, para
preguntar de nuevo.
-Por qué? Qué te falta para escribir?
Me tomó por sorpresa
su ansiedad.
-Creo que, a quienes
jugamos a escribir, necesitamos
un motivo…una causa, una…una…
-Inspiración???
Mi ángel confundía
mis lentos pensamientos, que tropezando
unos con otros, no
daba tiempo para encontrar la verdad de mi
ausencia en “vuelo y
colorido”, para contestar en tan contados
minutos de nuestra
intimidad y respondí:
-Sí, síii, has
encontrado la razón del silencio actual de mi teclado.
-Lástima!!! Abuelita.
Yo quisiera estar leyendo tus escritos, tu blog, leer
todos
los días tu “vueloycolorido”, pero me falta
tiempo, tengo tanto qué
hacer…
Una criatura de casi
nueve años, hablando de tiempo!
Ocupaciones,
responsabilidades, compromisos, quehaceres…
No le di paso a la
preocupación por aliviar /su carga/ y sin
embargo, era un profundo diálogo, quizá,
el más valioso
de toda mi
existencia. Nadie había indagado
mi silencio,
o tal vez sí, solo que adultos.
Repitió:
-Sí, sí abuelita Yo
quisiera estar leyendo tus escritos, tu blog,
leer todos los días tu
“vueloycolorido”, para mí es muy importante
saberte ocupada en lo que más
quieres, en lo que más te agrada.
Callé…
No sabía cómo
continuar…No pude detener su
cascada de letras en
palabras, preguntas conducidas
de una inquieta
mirada.
Esperé un no sé qué,
y pensé, “cómo ha crecido!
Exige respuesta a su
profundo anhelo, mira a los ojos, espera...
Sumida la mente en
este parloteo, me sacó de nuevo y dijo:
-Sí, sí abuelita, yo sé que te gusta escribir.
-Cómo lo sabes?
- Lo sé, cuando te veo escribiendo para el “blog”,
sé que te gusta.
Sorprendida regresé
de mis divagaciones, para mirar sus
hermosos ojos,
grandes y oscuros.
Mi Reinita había terminado de tomar sus onces e
intentaba salir.
Tomé su brazo para
impedir que se fuera sin respuesta…
La abracé, acaricié
su frente con un beso, lo repetí y con algo
de duda prometí
intentarlo.
Derrame la ternura
de mi alma al acercar su cuerpecito al mío,
el de ayer de bebé
entre mis arrugadas manos, sentir la
tersura de su piel,
para comunicar nuestros afectos.
Si los adultos
cuidáramos las actuaciones, si contestáramos
sin dobleces las preguntas de
los niños, ellos crecerían con buen
ejemplo de vida, serían auténticos,
éticos, sanos, LIMPIOS!
Quedé confundida
AÚN, lo estoy.
He detenido el
“tiempo” del cual habla mi niña, para dejar un
testimonio veraz de
la pureza de los niños.
Nada necesito, nada
busco, nada deseo, nada espero.
Todo lo tengo…TODO!
Al
margen:
HOY
encantadora mañana, conversando
mis
cuitas con mi mejor amigo.