Santiago y Juan, Apóstoles del Señor, fueron llamados,
por Jesús “Los hijos del Trueno”, en distinción
a su
fuerte temperamento.
de los Apóstoles en dar testimonio de su Fe,
Juan, el último.
Por ignorancia, la madre de los hijos de Zebedeo,
pretendía que sus hijos se sentaran a lado y lado de
Jesús cuando llegara a su Reino, lo que no sabía ella,
era que su Reino
no es terrenal.
Tener fuerte
temperamento no es una falencia,
justamente es lo que se
opone a la flaqueza.
Respecto de la personalidad, encontré un viejísimo archivo
que a tal propósito dice:
“La
singularidad, en todo ser, es una virtud.
No se debe
perder la distinción.
Quienes con o
sin limitaciones se ven diferentes,
se perciben
distintos, NO pertenecen al “común
denominador”.
No deben sentir
vergüenza o buscar afinidad de congéneres
o igualdad de
comportamiento y convertirse en
imitadores, en
el -mundo de la copia-.”
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