Ayúdame
a saldarla con la ayuda de tu piedad.
Permite
que esta comunión frustrada allane las deudas,
si
existieren y curen las heridas que aun puedan estar.
Dame
permiso de un claro caminar que envejecido,
no te
pide un deseo cabizbajo en dolor,
sino
el platónico afecto de la espera de amor.
Fue
una brasa apagada que detuvo su tiempo,
huí... Y, la encontré de nuevo.
Yo,
Señor, no me opongo a tu precepto,
inclíname
a éste, antes de aquél.
No
dejes sola el alma en mis cortos días,
a la
deriva de un largo navegar…
Ayúdame
a encontrar por caridad,
la
acertada respuesta del andar.
Escucha
mi voz, afina mis sentidos,
no permitas
que doble el caminar.
Llena
de gracia y confianza mi corazón,
ilumina
mis ansias de asustado gorrión.
Muéstrale
los matices del presente,
a un
alma inquieta y confundida.
Tuya
es mi voluntad, tuya mi vida,
tuyo
todo mi ser, dulce ¡ALMA MÍA!
Te pido un cielo cercano de armonía,
que se
torne, Señor, singular mi oración,
antes
de que dispongas de mi vida.
Regálame
tu LUZ, DULCE ¡ALMA MÍA!
Para
no traicionarTe, VIDA MÍA.
Yo te
imploro Señor, no a mis deseos,
me
acojo a tu mandato vuelto amor.
Inclíname Señor a tus preceptos,
en el barro que soy.
Inclíname Señor a tus preceptos,
en el barro que soy.
Eucaristía Tele Vid
Mateo: Cap. 18, v. 21. 19,1.
Mateo: Cap. 18, v. 21. 19,1.
Lectio Divina: Tele Vid
P. Jorge Mario Naranjo
Carmelitas Descalzos
Jueves, agosto 13/15.
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