Los
eufemismos, términos de uso frecuente, no siempre son decorosos;
son expresiones que suenan duras y malsonantes,
El
uso de los eufemismos a veces obedece a causas emotivas de miedo, exageración,
emoción, delicadeza, autoridad y decencia,
también para dar por explicado un tema, de forma clausurativa o enfática.
Son
similares al adagio, aforismo, axioma, dicho, proverbio y refrán.
Todo para
enriquecer el idioma, aunque suene como – lenguaje coloquial -.
Personalmente los denomino “filosofía popular” y los comparto en mi blog.
Aquí, algunos de los vocablos, con los cuales
mi madre, complementó parte de la lingüística familiar para orientar a los
hijos y nietos, sin mayor explicación, ni
ambigüedad.
"Cuando se educa una mujer, se educa una familia".
Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente.
Cambiar pan por mogolla.
Caras vemos corazones no sabemos.
Cayó como anillo al dedo.
Cayó como pedrada en ojo tuerto.
Claridad de la calle, oscuridad de la casa.
Como cuido lo mío, cuido lo ajeno.
Con la vara que midas, seréis medido.
Cuando la enfermera vino, ya el chino
cortaba leña. Cuando la pata se hincha, la sepultura
relincha.
Cuando uno menos piensa, salta la liebre.
Cuatro ojos ven más que dos.
Cuentas
claras, chocolate espeso.
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