domingo, 6 de enero de 2013

Sueño, ilusión o historia


Me encanta creer y tener...

Mis Reyes Magos
Los que mi madre me enseñó a conocer fueron los “Reyes de la Esperanza,
con sus nombres: Melchor, Gaspar y Baltasar”.

Para mi madre los “Reyes Magos” debieron ser muy importantes…
A cada uno de sus hijos menores, le nombró un –mago-,
cuyo nombre obedecía a mis hermanos mayores.
Blanca era mi maga; Luis el de Guillermo, Cecilia (q.e.p.d.),
la maga de Arturo y Daniel el de Teresa.

Furtivamente, en mis tiempos de infancia y hasta de juventud, ésta
venía a ser como la fecha en la cual se terminaba la linda época de Navidad.
Quedábamos algo así como frustrados, llegaran
o no, los regalos prometidos…

La historia sobre los tres Reyes Magos fortalecía la FE de nuestros padres,
que legaban a sus hijos, dándonos a conocer la humildad, a través de estos seres, que extraños, habían viajado de tan lejos para visitar al  
¡Niño de Belén!
REY único y Salvador.

Es posible que a los niños de hoy, no se les hable de los Reyes Magos,
personajes relevantes, en la Primera Infancia de Jesús y mucho menos,
les demos a conocer la importancia que tuvo para ellos,  el encuentro
con el REY de la humanidad. 

Sin embargo, así como la primera semana de Navidad se torna en la
Octava de Navidad, la segunda, es la de la Esperanza, es decir, que
extendemos la Navidad hasta que el Niño Dios, es visitado por los reyes.

Tristeza para ARTABÁN*, el IV Rey Mago que pasó su vida
 buscando al Mesías. ¡Esperanza feliz! al encontrarlo, en la etapa final
de su existencia.

Paradoja:
Lastimosamente, en los tiempos de la tecnología, los niños no tienen
Niño Dios o Niño Jesús, sino –papa Noel- Este papa Noel, a quien 
se le cambió su nombre original, del Obispo Santa Claus.

En el ciclo de la cibernética, no despertamos en los niños la
devoción, los pegamos de los robots y la ficción.

Testimonio:
“Yo siempre tuve reyes magos
Tuve ilusiones, sueños y esperanzas”.
Al ser madre, mis “reyes magos” eran mis hijos.
Hoy, mis “reyes magos” son Isabela, Susana, Sara y Santiago.

Quienes nos encontramos pisando el umbral de la vejez, vamos poco
a poco, convirtiéndonos en una especie de niños y devotos.
Nuestra familia soporta los caprichos y acompañan,
en ocasiones, nuestras devociones.

Mi actual sueño es que mi corazón sea un eterno Pesebre, 
para adorar a Jesús todos los días y a cada instante.

¡No al aborto !

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