miércoles, 14 de noviembre de 2012

Para los niños - Orison S. Marden






Debemos imitar a los niños...


“Las madres no sospechan el daño que hacen a sus hijos, cuando los reprochan porque hacen esto o lo otro, les prohíben reír o hacer algazara: los convierten en pequeños hombres o mujeres, que han perdido su ingenuidad infantil. Los niños no deben tener cuidados angustiosos, ideas reflexivas o afectos subjetivos: su vida ha de ser límpida y brillante, placentera y alegre, henchida de luz; hay que estimularlos para que jueguen y rían, para que su corazón rebose  de alborozo; tratemos  por todos 
los medios de prolongar la infancia”.
  “De una niñez sin alegría no puede esperarse nada, 
porque las plantas sin flores, no dan fruto”.

“Si educamos a un niño para la dicha, permitiéndole manifestar 
abiertamente su alegría, nunca tendrá melancólicas disposiciones 
de ánimo; los que afligen a la humanidad, proceden de una 
infancia árida y rígida”.

”Permitamos que los niños manifiesten libremente todo 
lo que hay en su temperamento gozoso y feliz para que sean hombres 
de carácter valiente”.

“Hay que enseñar al niño que Dios nunca da la enfermedad 
o el dolor ni se complace de nuestro sufrimiento, sino que nos destina 
la salud y la dicha, cuyo resultado es la alegría y la paz.







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