Han pasado tres años de su ausencia terrena impregnando de
gratitud la protección de nuestros hijos y nieta.
Me ha fortalecido la FE.
Siento la Misericordia de DIOS y el cobijo de la Virgen María, que no
permite a mi humanidad flaquear.
La adversidad del mundanismo no ha germinado en mí… No hay miedo… Se fortalece mi alma.
A cambio...las plantas florecen, los renuevos me hacen feliz, los HERMOSOS
muestran la Presencia del Señor y la esperanza.
Cada brote de la Creación envuelve el peregrinar de la existencia mía.
Una tierna voz, una ausente caricia alienta mis huérfanos suspiros.
Un alimento diferente genera los estímulos de su misma sustancia. Un sonido
inesperado de timbre, aclara el oído y la mirada.
En este contraste de sentimientos
y sueños ha habido de todo.
Se contradicen los afectos y deseos. Se allanan y encumbran los perdones
y resentimientos. Se confunden los aromas de amor y dolor. La distancia se
acorta y se aleja. Hay luz y oscuridad, como el solitario anochecer y el
silencioso despertar.
Las ceñidas hogueras han desaparecido para revivir su deshiele y así, en
el lugar físico y abstracto, renace la ilusión de vivir y morir.
En este mismo contraste he sabido quién es y quién no. Cuál y cuál no.
El tiempo y el no. La presencia y la no. El espíritu SÍ y el alma no.
He aprendido a responderme en soledad, a hablar en silencio, a ESCUCHAR
el latido del corazón. He saboreado lo pasado, palpado lo presente, disimulado
lo venidero; he aceptado los involuntarios ruidos, traído y llevado al corazón
en pasos infantiles por los senderos de mis arterias y venas.
Percibí gozosamente la respuesta a mis ansiedades, sabiendo que, “entre
latido y latido, está la VERDAD”.
Tengo certeza que en una sencilla cajita me acompaña el Guardián que no
duerme. Desde su CRUZ, desnuda las invisibles heridas que yo también causé. Me
señala su Nombre en el Señor de los Milagros y no se escapa la protección a mi
pedido, hasta que mis pajarillos alzaran el vuelo…
Sé que mi Ángel de la Guarda al otro lado de mi recinto ¡duerme!.. Cuidándome.
Sí es GRANDE, como la llamó su papá,
antes de que naciera mi Reinita. Sí, grandes las dos. Ángeles desprotegidos de
indulgencia e incomprensión. ¡Grandes¡ Son.
Éste, mi espacio limpio, sobreocupado de amores espirituales visibles e
invisibles. Mi amplio lugar que solo yo, piso.
Y, pregunto de nuevo mi SEÑOR, aquella furtiva frase de “se matarán los
afectos…” que no tuvo eco, está o no, humanamente ¡presente!
¡Sáname! Oh DIOS de los recuerdos. ¡Regálame! tu LUZ para esperar tus
designios, no largos… ¡Fortaléceme! No por fuerza, no por poder, sino en
Espíritu.
Vuelve tu voz “entre latido y latido del corazón” para escucharte.
Atenta, procúrome a tus mandatos para vivir
Contigo. Hazme dócil, para encontrar tu PAZ. Conviérteme para amarte y déjame
buscar el refugio de tu Divino Rostro, para brillar en Él.
No relato mis cuitas como quejas, sino mi amor en oración de aliento.
Llámame cuando quieras y dispón en tu Divina
Voluntad, un hermoso lugar para Susana. Esperanza