lunes, 16 de noviembre de 2020

La abuelita y la nieta

Esa es la eterna ley – Así va unida

la tarde con la aurora de la vida

cabe la cuna do sonriente vela

el dulce ángel guardián, de alas de oro

contemplando a la nieta, su tesoro,

con unción inefable está la abuela.

 

Ya por los años su cabello cano

nada pide en la vida a la fortuna

y ora entretiene la cansada mano

en arrullar con movimientos leves

a la niña dormida entre la cuna.

Así naturaleza cariñosa.

 

Junta la frente de color de nieve

con la frente que al beso de la angustia,

quedó por siempre oscurecida y mustia,

los tintes opalinos de la aurora,

con los que el sol al ocultarse dora,

las risas infantiles y la pena.

 

El prado verde y la desnuda cima,

la vejez que a la tumba se aproxima

y la niñez purísima y serena!

Al través de las brumas de los años

torna un momento a su niñez lejana,

feliz edad de plácidos engaños.

 

Mientras sueña la niña ved un ave

que la clara extensión, llena de vida,

cruza en continuo movimiento suave

entre la luz crepuscular perdida!

 

Cuando a la niña traigan los amores,

enjambres níveos de ilusiones gratas

en los días de sol, ramos de flores

y en las noches de luna, serenatas.

Cuando abra a los placeres la pupila

en brazos de la sombra y el misterio

la pobre anciana dormirá tranquila

en el cristiano y santo cementerio.

¡Oh! Decid si en sus plácidas visiones

algo miró vuestra alma, más risueña

que la cuna do entona sus canciones

los sonrientes ángeles del sueño!

Archivo del abuelito, autor desconocido.

Lee en comentarios de este blog, mi saludo.