martes, 14 de julio de 2015

Obligada a...

Un silencio que no obedece a humildad de espíritu,
 ni a sencillez de corazón, sino a una afección física que
 me lleva a pensar, retrospectivamente en cosas y casos que se 
comentan y repiten.
Hay quienes dicen que en una pareja, dónde hay un buen conversador, 
el otro es un excelente escucha.
De mis tres hermanas, una que sabía callar, otra que apenas habla 
y otra que era una deliciosa conversadora.
“Cajita de música”, el tan dulce –sobrenombre-, dado por mi madre, 
hizo que yo hablara…, no sé si mucho, extra, o si debí callar 
algunas veces…Lo cierto es que en este corto tiempo de obligado 
silencio, mi alma grita que así ha debido estar siempre mi voz…
Sin embargo, justificando algo del atropello de mis palabras 
y el hurto a las voces de quienes hablan, acepto que la palabra 
es un Don puesto al servicio del aula, en los oídos de los discípulos.
El silencio, mientras los demás hablan, nos hace entender 
lo que se escucha, observar actitudes, 
ver en lo profundo del alma y escudriñar los pensamientos. 
Nos permite saber la verdad y el engaño. Nos deja comprender.
Muchos adagios que despertaron en la familia estas cualidades, 
defectos o virtudes. Por ejemplo hubo quienes dijeron que una:
 “hablaba hasta por los codos”. Otros, que quien sabe callar, 
sabe observar.
En adagios de mi madre recuerdo: 
“El silencio es más elocuente que la palabra”.
“Quien calla otorga” y, 
 “El silencio es la aceptación de la contraparte”. 

He podido recordar no solo estos mínimos detalles de familia, 
sino también la anécdota del joven congresista que en su primera 
aparición ante la Cámara, preguntó a su viejo maestro y político:
“Profesor, cree que es hora de que hable?
A lo que su antecesor, respondió:
“Preferiría que callara… Por lo menos hoy…”
La Virgen María fue la Señora del Silencio”, según el P. Larrañaga, 
y explica que jamás preguntó el “porqué de los acontecimientos, 
desde la Anunciación del Arcángel San Gabriel, 
hasta la Crucifixión de su HIJO JESUCRISTO”. 
María obedecía y aceptaba con un “HÁGASE” tu Voluntad.